Carlos Fava: “El doctor Favaloro nos enseñó que lo más importante es el paciente”

Carlos Fava: “El doctor Favaloro nos enseñó que lo más importante es el paciente”

En el marco del Día de la Medicina Social que se celebra hoy 12 de julio, el cardiólogo sanfrancisqueño recordó lo que aprendió del reconocido cardiocirujano René Favaloro, creador del bypass y destacó su legado de la mirada social en la atención de los pacientes.

“En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia estarán siempre del mismo lado, del lado de la humanidad”, aseguró en unas de sus tantas frases célebres el médico cardiólogo René Favaloro.

Ese mismo principio es el que lleva como bandera el cardiólogo sanfrancisqueño Carlos Fava quien trabaja en la Fundación Favaloro desde hace 26 años cuando ingresó a la residencia. En nuestro país, cada 12 de julio se celebra el Día Nacional de la Medicina Social en homenaje al nacimiento del reconocido cardiocirujano reconocido mundialmente por ser quien desarrolló el bypass coronario y que falleció el 29 de julio de 2000.

El doctor Fava se desempeña junto al equipo de profesionales en el plantel de Cardiología Intervencionista y en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO recordó el legado del doctor Favaloro y sus enseñanzas que siguen formando profesionales y aliviando el dolor de los pacientes.

“Él decía que ‘existen enfermos, no enfermedades’. Eso es muy real, cada persona es diferente. Nos enseñó que lo más importante es el paciente, que debemos estar muy atentos a los cambios que ocurren, sobre todo cuando se trata de cirugías cardíacas o infartos”, aseguró Fava.

Recordó que ingresó a la residencia en 1996 y que tuvo que rendir un examen en el que había 12 vacantes y algo más de 150 postulantes. “En ese momento la Fundación Favaloro hacía cuatro años que había abierto, era un hospital que contaba con la mejor tecnología de aquel entonces, pero tan importante o quizás aún más era el nivel académico los profesionales. Por ese motivo, el nivel de exigencia que teníamos era muy alto”.

El cardiólogo sanfrancisqueño aseguró que el doctor Favaloro les decía que debían “conocer a la perfección a los pacientes. Muchas veces, incluso los fines de semana, nos preguntaba sobre algún paciente en particular y luego se quedaba conversando y contaba de sus experiencias en Jacinto Arauz o Estados Unidos”.

“Además, nos decía que había que estar preparados, estudiar, saber analizar las publicaciones médicas, leer los detalles y no solo las conclusiones”, destacó.

Fava aseguró que Favaloro tenía una forma muy especial de hablar con sus pacientes, era muy claro. “Cuando tenía que decirle que se tenía que operar, cosa nada fácil, él lo miraba a la cara y le decía: ‘Ud. tiene un problema, pero tiene solución, se tiene que operar y después va a andar muy bien’, eran palabras mágicas”.

Enseñanzas de un gran maestro

Los principios de la Fundación siguen siendo los de su creador sustentados en un grupo de profesionales altamente calificadas en las diferentes áreas. Los objetivos fundamentales son la Docencia, la Investigación y la Asistencia Médica de eficiencia y calidad basadas en tecnología de avanzada y el humanismo médico. “El trabajo en equipo es fundamental y el único privilegiado es el paciente. Favaloro siempre decía que el ‘Yo’ debía ser reemplazo por el ‘Nosotros'”, dijo Fava.

Remarcó: “Una las mayores enseñanzas que me dejó, es que, si uno se lo propone, los objetivos se pueden alcanzar por más difíciles que sean. Que el talento solo no alcanza, se necesita mucho esfuerzo, perseverancia y dedicación. Una vez lo escuché decir que el genio es 90% esfuerzo, 5% talento y 5% suerte”.

El deseo del doctor Favaloro de ser recordado “como docente más que como cirujano” se hace realidad cada vez que un paciente es atendido por uno de sus discípulos, afirmó Fava.

Recordó que siempre “fue una persona que miraba más allá de la cirugía, era un entusiasta de la Cardiología Intervencionista, lo recuerdo en 1999 cuando ya había terminado mi residencia de cardiología y estaba haciendo mi formación en dicha especialidad, cómo proponía que debían tratarse los infartos agudos de miocardio. En ese momento se debatía cuál era el mejor tratamiento, si la angioplastia o los trombolíticos, él ya decía que había que hacer angioplastia y cuál era el protocolo a seguir en caso de la llegada a un hospital de un paciente con esa enfermedad. Lo que fue aceptado, sin dudas, en los años posteriores”.

“En la actualidad, muchos residentes que se formaron en la Fundación son jefes de servicios en hospitales importantes en Argentina o en diferentes países, o directores de servicios de cardiología en reconocidas instituciones”, destacó el cardiólogo sanfrancisqueño.

“Cuando tenía que decirle que se tenía que operar, cosa nada fácil, él lo miraba a la cara y le decía: ‘Ud. tiene un problema, pero tiene solución, se tiene que operar y después va a andar muy bien’, eran palabras mágicas”.

Favaloro desarrolló una técnica quirúrgica que revolucionó la cardiología y la cirugía cardíaca otorgando tiempo y calidad de vida a millones de personas alrededor del mundo. Podría haberse quedado a vivir en Estados Unidos, pero eligió tomar un gran desafío: desarrollar la cirugía cardiovascular y la cardiología en su país.

Fava destacó que por ese motivo “regresó a la Argentina, comenzó con los programas de residencias, que en los años 70 eran muy escasos y pocos desarrollados, no solo en Argentina sino en gran parte de Latinoamérica”.

“La Fundación Favaloro, primero en el Sanatorio Güemes y luego en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, formó más de 450 residentes provenientes de Argentina, Latinoamérica y de algunos países europeos, que han hecho su aporte a la salud de sus países”, destacó.

¿Qué lugar ocupan la investigación y la medicina social?

En la actualidad, la mayor parte de las actividades de docencia e investigación de la Fundación se desarrollan en la Universidad Favaloro. A 30 años de su inauguración, el Hospital Universitario Fundación Favaloro es un centro de excelencia en medicina de Alta Complejidad, con una marcada actividad en investigación y producción científica, continua formación y educación médica, y altos estándares en la asistencia hospitalaria.

“Favaloro brindó siempre todo su apoyo y colaboración a los investigadores, quienes contaban con plena libertad para ejercer sus tareas. Estaba convencido de que sin investigación no era posible el desarrollo de la medicina”, resaltó Fava.

Respecto a la medicina social, René Favaloro llegó a Jacinto Arauz en mayo de 1950, un pequeño pueblo de 3.500 habitantes en La Pampa. A los pocos meses, ya se había compenetrado con las alegrías y sufrimientos de esa región apartada, donde la mayoría se dedicaba a las tareas rurales y cuya vida era muy dura. “Él procuraba ver el alma de cada uno de sus pacientes, para llegar a conocer la causa profunda de sus padecimientos”.

“Una las mayores enseñanzas que me dejó, es que, si uno se lo propone, los objetivos se pueden alcanzar por más difíciles que sean. Que el talento solo no alcanza, se necesita mucho esfuerzo, perseverancia y dedicación. Una vez lo escuché decir que el genio es 90% esfuerzo, 5% talento y 5% suerte”.

En 1992 inauguró en Buenos Aires el Instituto que conocemos, donde siguió haciendo hincapié en la prevención y enseñando a sus pacientes reglas básicas de higiene y prevención que contribuyeran a disminuir las enfermedades y la tasa de mortalidad.

Con ese objetivo se desarrollaron en la Fundación Favaloro estudios para la detección de enfermedades y programas de prevención.

Fava afirmó que el doctor “no solo se ocupó de la salud, aún siendo médico se involucró en otros males que aquejan a nuestra sociedad. Jamás perdió oportunidad de denunciar problemas que atañen a la educación, desocupación, desigualdad, pobreza, armamentismo, contaminación, droga, violencia, entre otros. Estaba convencido de que sólo cuando se conoce y se toma conciencia de un problema es posible subsanarlo o, aún mejor, prevenirlo”.

 

Fuente: Lavozdesanjusto.com