En la actualidad, esta patología constituye uno de los problemas más grandes en salud, representando la principal causa de mortalidad en los países desarrollados. Esto se debe, en gran parte, debido a la creciente exposición a factores de riesgo, pero también al aumento de la expectativa de vida a nivel mundial.

El corazón es un músculo que tiene la característica de estar en permanentes ciclos de contracción y relajación. Esto implica un alto consumo de energía. Para esto, el aporte esencial de oxígeno y nutrientes es llevado a cabo por una red de vasos sanguíneos: las arterias coronarias. A lo largo de la vida, y por exposición a factores de riesgo (hipertensión arterial, dislipidemia, diabetes mellitus, tabaquismo, stress, entre otros), estas arterias pueden sufrir modificaciones en su pared que llevan a una obstrucción progresiva. El corazón puede tolerar estas obstrucciones, hasta que las mismas llegan a estados críticos, en los cuales comienza a comprometerse el aporte de oxígeno. Esta situación, se manifiesta particularmente en esfuerzos, cuando el requerimiento de oxígeno es mayor. Por otro lado, si la obstrucción en esos vasos se produce súbitamente, por la formación local de un coágulo, se desencadena un cuadro agudo que cierra el vaso y puede llevar a la muerte y cicatrización de la porción del músculo cardíaco irrigada por esa arteria. Esto último es lo que se conoce como infarto agudo de miocardio. La cardiopatía isquémica, representa a todas las manifestaciones generadas por la obstrucción del flujo de las arterias coronarias.

Generalmente, esta patología afecta a pacientes que presentan exposición a factores de riesgo, aunque también puede presentarse en ausencia de los mismos. Cunado las obstrucciones coronarias se van generando progresivamente (a lo largo de años), la sintomatología típica consiste en el dolor de pecho, muchas veces referido como opresión a este nivel. Es característico que esta manifestación se presente en particular ante esfuerzos físicos o estrés emocional, situación que siempre debe implicar una consulta al médico. La falta de aire ante esfuerzos, o con menor frecuencia las palpitaciones o desmayos, también pueden ser manifestaciones de este problema. Por otro lado, si la arteria se ocluye repentinamente (hecho que se conoce como “accidente de placa” con la consecuente oclusión por un coágulo de sangre), el dolor de pecho o la falta de aire se iniciarán súbitamente. En este caso la necesidad de atención médica es inmediata, ya que los síntomas están reflejando la falta de oxigenación del corazón y cada minuto que se pierde son fibras musculares que sufren una injuria que puede ser definitiva.

Los pacientes que sufren de cardiopatía isquémica en cualquiera de sus formas, requieren de un cuidado y atención particular, por parte de profesionales con experiencia y entrenamiento en esta patología. El equipo de cardiología de nuestra Institución está ampliamente capacitado para el manejo de estos pacientes, así como también para el control de los factores de riesgo. Contamos con tecnología de avanzada en el diagnóstico, estratificación de riesgo y tratamiento de nuestros pacientes.