Tapabocas: el aliado para los alérgicos en el arranque de la primavera

Tapabocas: el aliado para los alérgicos en el arranque de la primavera

“Es incómodo”, “Me falta el aire”, “No puedo respirar”. Esas eran algunas de las frases más escuchadas en los primeros días desde que se volvió obligatorio el uso del tapabocas en la Argentina a raíz de la pandemia del coronavirus Covid-19.

Con el paso de las semanas se naturalizó y, en la actualidad, un alto porcentaje de las personas lo utilizan cada vez que salen de sus hogares como medida de prevención contra el virus SARS-CoV-2. Sin embargo, este nuevo elemento cotidiano permitiría reducir hasta en un 80% los problemas alérgicos de las personas en los primeros meses de la primavera.

Según un documento publicado el 29 de abril por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), un estudio realizado por el Comité de Expertos analizó los tapabocas y concluyeron: “El poder filtrante de las mascarillas de protección ante la exposición al polen y los ácaros del polvo, concluyó que el uso de mascarillas homologadas que, reducen hasta un 80% las partículas de pólenes y polvo en el aire inhalado, es una herramienta eficaz para reducir los síntomas alérgicos de los pacientes”.

“Lo que se dio en estos seis meses de cuarentena, más allá del uso del tapabocas es el encierro que abarcó todo el otoño, el invierno y el principio de la primavera. En el invierno, lo que se suelen prevalecer son los cuadros infecciosos de la vía aérea superior como ser las faringitis o los resfríos comunes. También los cuadros virales como las gripes tuvieron un descenso radical de las consultas”, explicó a LA NACION Juan Curi, jefe de Otorrinolaringología de Fundación Favaloro y presidente de la Asociación de Otorrinolaringología de la ciudad de Buenos Aires. Y agregó:

El tema de la primavera es que aparecen los cuadros respiratorio no tanto virales o bacterianos, sino más desde el punto de vista alérgico y creemos que también se reducirán“.

Sobre esto, Ricardo Zwiener, médico del servicio de Alergia e Inmunología del Hospital Universitario Austral, agregó: “Estamos en la época que se conoce como período de polinización, con lo cual, los pacientes que tienen algunas patologías como rinoconjuntivitis alérgicas se ven afectados por la polinización, ya que estos pólenes entran en contacto con la mucosa conjuntival y nasal. Esto hace que en este período haya una exacerbación de los síntomas como estornudos, congestión, taponamiento de nariz, picazón de ojos, lagrimeo”.

En principio, el uso de tapabocas podría funcionar como una barrera para que estos alérgenos no entren en contacto con la mucosa y que lleve a una disminución de los síntomas“, dijo Zwiener y contó: “Leí un artículo de un análisis en España, de hace unos cuatro meses atrás, que hablaba sobre el tema. Acá aún no se estudió nada”.

Curi sumó: “Hay alergias domiciliarias que el tapabocas no evitará, como la de los ácaros o pelos de gatos. Pero sí ya se empieza a ver la baja en las consultas por alergia al polen o la de las plantas de plátanos, que hay muchas en la ciudad y generan un gran número de pacientes”.

Creemos que habrá una merma muy significativa de la consulta por crisis de rinitis alérgica, debido a que estamos usando un biomédico que es el barbijo. Cuanto mejor sea este barbijo -si es tricapa o un N95 o los tapabocas caseros con papel en el medio- terminan siendo una barrera importantísima para partículas generadas por las plantas”, dijo el profesional de la Fundación Favaloro.

En tanto, Zwiener fue un poco más cauto y apuntó: “Puede ayudar, aunque los síntomas aparecen igual, ya que los pacientes pueden entrar en contacto con las partículas que quedan suspendidas en el aire mucho tiempo“.

Además, el médico del Hospital Austral sumó algunos consejos como:

  • Evitar actividades al aire libre y salidas al campo en días de alta polinización, como los días secos y calurosos, ya que concentran una mayor cantidad de polen en el aire y durante los días soleados y ventosos.
  • Ventilar la casa durante poco tiempo, a primera y última hora del día.
  • Utilizar anteojos de sol.
  • Evitar cortar el césped.
  • Mantener una buena higiene: Lavar la ropa, bañarse al llegar a casa y cambiarse. Tender la ropa limpia en el interior de casa, para que no se llene de polen.
  • Viajar con las ventanillas del auto subidas.
  • Utilizar filtros antipolen y purificadores de aire.
  • No automedicarse y consultar a un alergólogo, quien evaluará el cuadro y realizará un correcto diagnóstico para implementar un tratamiento individualizado.

El plátano que hace llorar a los porteños

El platanus hispánica es un ejemplar de grandes dimensiones que flora durante el inicio de la primavera y tiñe la ciudad de Buenos Aires. Se estima que representan alrededor del 10% de los árboles en las calles porteñas, poco más de 36.000. El polvillo de la flor, que es redonda y marrón, es lo que produce estornudos.

Fue ampliamente utilizado a raíz de sus características, que le permiten crecer más de 30 metros y generar túneles de sombra en las calles, durante el verano. Además, retienen la polución, absorben el ruido de los autos y el agua de la lluvia. En el extremo opuesto, son los responsables de los estornudos y lágrimas de decenas de vecinos.

Si se mira toda la ciudad de Buenos Aires, están más presentes hacia el sur, entre los barrios de Villa Soldati y Villa Riachuelo. Allí son más de 400 ejemplares que se lucen en la avenida Coronel Roca. El segundo foco y tal vez el más transitado es el de la Avenida Juan B. Justo, que ofrece 395 plátanos en su extensión entre Floresta y Palermo. Completa el podio alergénico la Avenida San Martín, entre Parque Centenario y Agronomía, que tiene 299 ejemplares. En espacios verdes, están muy presentes en el Parque Mujeres Argentinas de Puerto Madero, en la vereda del zoológico porteño y en el Parque Centenario.

 

 

 

FUENTE: LA NACION