Tendencias: confinamiento y pantallas, una repetida combinación que se agrava entre los chicos

Tendencias: confinamiento y pantallas, una repetida combinación que se agrava entre los chicos

El encierro que impone la pandemia agudiza una preocupación nada nueva pero sí creciente: la sobreexposición a los dispositivos tecnológicos que atraviesa por estos días toda una generación de menores de edad


Por la virtualidad que traen las nuevas formas de educación, por las horas en casa que impone el confinamiento y por un estilo de vida ya cultivado en días pre-pandémicos, hay algo que, más allá de los temores sanitarios y económicos de rigor, preocupa a los padres y alerta a los expertos que trabajan con chicos y adolescentes: la sobreexposición a las pantallas que está atravesando por estos días toda una generación de menores de edad.

Si bien las recomendaciones internacionales hablan de no más de dos horas diarias para los chicos que tienen entre 7 y 12 años, por dar sólo un ejemplo, es bien sabido que el tiempo que transcurre actualmente cualquier pibe de la Ciudad y el país va mucho más allá de esa franja horaria. Y las consecuencias, dicen quienes estudian y siguen el tema con preocupación, pueden ir desde una mayor propensión al aislamiento hasta trastornos de comportamiento o distintos dolores traumatológicos.

“Hay que entender la época en la que estamos viviendo. El uso de la tecnología hoy en día es inevitable y más cuando estamos atravesando una pandemia. Sin embargo, hay que diferenciar el uso del abuso, que puede predisponer a ciertas condiciones o enfermedades”, dice Lucas Maenza, neuropediatra del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. “No es para todos igual -aclara-, depende de la persona y de su herencia. Hay pacientes que tienen predisposición respecto a algunas epilepsias que son fotosensibles, que se presentan con el uso continuo de pantallas. También hay muchas consultas, que vienen aumentando, por eventos de cefalea por mala posición y de migrañas”.

Según Maenza, el uso excesivo de las pantallas puede afectar el descanso y de allí afectar otros aspectos de la vida. “Se ven trastornos de sueño que puede desembocar en trastornos de comportamiento por irritabilidad -precisa-. Es un círculo vicioso. Cuando estás frente a una computadora no le estás dando espacio al cerebro para que pueda relajar, lo estás estimulando todo el tiempo”.

Para evitar esto, el especialista recomienda “reducir el tiempo de las pantallas y que siempre haya límites horarios. Que no haya una pantalla prendida en los últimos 30 minutos antes de irse a dormir; de lo contrario, no vas a poder conciliar el sueño. Todos necesitamos un espacio de ocio, lo ideal sería dos horas diarias separadas por intervalos. Tenemos que promover la lectura, las relaciones interpersonales entre los chicos y el deporte”.

El de las horas de descanso que necesita nuestro cuerpo no es un tema menor e inquieta más allá de cualquier límite etario. “Es un fenómeno cultural propio de la modernidad: el ritmo de vida que llevamos hoy hace que en promedio se duerma dos horas menos que hace 50 años”, apunta el doctor Facundo Nogueira, jefe del Laboratorio del Sueño del Hospital de Clínicas. Y agrega: “con la llegada del celular, las computadoras, la televisión e Internet estimulamos demás nuestro cerebro, y lo exponemos a la luz artificial hasta más tarde, lo que impide que el organismo entre en la fase de reposo”.

“Es recomendable hablar con los chicos sobre los riesgos a los que pueden estar expuestos y que, ante cualquier situación de peligro, sepan que pueden contar con un adulto”

Margarita Abella Hernández,
especialista en Educación

En promedio, el cerebro necesita descansar por lo menos ocho horas diarias, lo que en la mayoría de los casos implica que las personas vayan a la cama no después de las 23. “Si después de las once de la noche seguimos estando expuestos a altas dosis de luz artificial y recibimos información a través del celular y otros dispositivos, a nuestro cuerpo le cuesta mucho más relajarse y entrar en la fase de reposo permitiendo el descanso que necesitamos”, dijo el especialista.

Claro que en la problemática de la sobreexposición a las pantallas no sólo las consecuencias físicas son una luz de alarma. También el contenido que esas pantallas encierran preocupa a muchos mayores. De acuerdo a un trabajo reciente presentado por Google en nuestro país, seis de cada diez padres consideran que sus hijos estuvieron expuestos a contenido inapropiado en Internet durante el año pasado, un período en el que debieron permitirles pasar más tiempo frente a las pantallas debido a la virtualidad que se impuso por la pandemia de coronavirus.

El 73 por ciento de las 315 familias entrevistadas en Argentina aseguró que permitieron “que sus hijos pasen más tiempo en Internet para temas de interacción social y entretenimiento” como consecuencia de las restricciones en la circulación que se decretaron en el país para mitigar la propagación de la COVID-19. Esta cifra supera en un nueve por ciento a la obtenida ante la misma pregunta realizada en México, país en el que además un diez por ciento de los padres y madres encuestados aseguró que incluso decidió recortar el tiempo de interacción en la web a sus hijos durante la pandemia.

En Argentina, además, el 60 por ciento de los padres y madres aseguró como se dijo que sus hijos se “enfrentaron a contenido inapropiado” de acuerdo a la edad de los niños, y el 49 por ciento tuvo una “sobreexposición de redes sociales”, desde que comenzó el confinamiento. Asimismo, 8 de cada diez padres y madres en Argentina “se sienten confiados de que sus hijos e hijas acudirán a ellos en caso de tener problemas de seguridad en línea”.

“El uso de la tecnología hoy en día es inevitable y más cuando estamos atravesando una pandemia. Sin embargo, hay que diferenciar el uso del abuso, que puede predisponer a ciertas enfermedades”

Lucas Maenza, Neuropediatra

 

En busca de un abordaje ante estas situaciones, el 45,8 por ciento de las familias apostó al diálogo con sus hijos sobre la seguridad en Internet y las consecuencias que determinadas prácticas pueden tener; un 34,1 también reveló haber buscado en la web información sobre el tema y un 13 por ciento se asesoró con algún docente de sus hijos. Sin embargo, un 3,2 por ciento de los padres y madres encuestados afirmó no haber hecho nada al respecto.

“Muchos niños, niñas y adolescentes y otros se vieron obligados a la utilización de dispositivos y, por lo tanto, tuvieron que asumir una identidad digital sin estar preparados”

Hernán Navarro,
Presidente de Grooming Argentina

“Lo que no significa que no hagan nada porque no quieran, sino que muchas veces no tienen las herramientas para poder abordarlo”, explica Margarita Abella Hernández, especialista en Educación a Usuarios en Seguridad Digital para Google Latinoamérica. Según Hernández, “para mantenerlos seguros en Internet y brindarles una mejor experiencia será fundamental enseñar a nuestros hijos sobre seguridad en línea, así como en la vida enseñamos sobre otros temas”.

La especialista hace hincapié en la importancia de “conocer los juegos, los videos que ven y las plataformas donde interactúan” de manera de saber si son adecuados o no de acuerdo a las edades de los chicos, si hay interacción con otros jugadores o las configuraciones generales. “Es recomendable hablar sobre los riesgos a los que pueden estar expuestos, como por ejemplo la información que compartimos, los mensajes o fotografías que enviamos o recibimos y cómo esto puede afectar su reputación en línea. Y por supuesto, es fundamental conocer las opciones de bloqueo y de reporte y que, ante cualquier situación de peligro, sepan que pueden contar con un adulto”.

Según el último estudio realizado por Grooming Argentina, en el que se relevaron 4.276 casos de la comunidad educativa de todo el país, “6 de cada 10 chicos fue víctima de ese delito”, de acuerdo a los datos que maneja Hernán Navarro, presidente de esa organización. “El contexto de la pandemia lamentablemente generó una tormenta perfecta para este tipo de cosas, provocó una hiperactividad en muchos niños, niñas y adolescentes y otros se vieron obligados a la utilización de dispositivos y, por ende, tuvieron que asumir una identidad digital sin estar preparados”, asegura el experto.

En este sentido, Navarro detalla que estos niños y niñas que por la pandemia y, entre otras cosas la virtualización de la educación, se vieron obligados a asumir una identidad digital de manera abrupta, “no cuentan con las herramientas para enfrentar este tipo de delitos. El contenido inapropiado, muchas veces está relacionado con contenido de índole sexual, hoy la edad promedio de acceso a un dispositivo móvil en Argentina es de 9 años, una edad en la que la mayoría de los niños y niñas no tienen la capacidad de discernir o afrontar algunas situaciones”.